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sábado, 21 de diciembre de 2013

En la Matriz... Aprendo que nada Permanece



(Si es la 1ª vez que accedes a este blog, te recomendamos seguir el orden de las publicaciones, a fin de que puedas tener una idea clara de su propósito. En la barra lateral encontrarás el archivo ordenado de las mismas.)

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El hombre nace, vive, muere, construye casas, escribe libros, no como él quiere hacerlo, sino como buenamente sucede. Todo en él sucede. El hombre no ama, no odia, no desea. Todo esto sucede en el hombre sin que éste se dé cuenta de ello.” (Gurdjieff)



     El kybalión es el texto que hemos tomado como referencia para el estudio de la Matriz de nuestra Vida, un manual o guía para movernos y navegar por ella. Conocer los 7 principios herméticos es conocer las leyes de la Matriz, su influencia y efectos sobre nuestra experiencia vital. Estudiarlos y meditar en ellos, nos permite comprender por qué aparecen determinadas personas, eventos, circunstancias, encuentros y situaciones que marcan el flujo de nuestras vidas, así como poder actuar desde la Presencia como seres libres, tomando ciertas decisiones conscientes, que operan cambios en nuestro destino fuera de la mecanicidad y el trance consensual colectivo. 

     El quinto principio del Kybalión o Principio del Ritmo nos enseña que:

     "Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación".

     Este principio guarda estrecha relación con el 4º, el de la Polaridad, que estudiamos en la publicación anterior. Es el movimiento del péndulo entre los dos polos, un movimiento rítmico y cíclico. Todo lo que sube baja, todo tiene su apogeo y su declive, su exaltación y su caída. El Ritmo se encuentra presente en los fenómenos naturales a nuestro alrededor, en el surgimiento y extinción de las especies, en el auge y caída de las civilizaciones humanas. Forma parte de la leyes de la Matriz Planetaria. Todos los seres evolucionan y se desarrollan por el Principio del Ritmo y sus ciclos. Es algo que no podemos cambiar. Así como no podemos pretender que el invierno no llegue tras el otoño, tampoco podemos cambiar los ciclos de nuestro cuerpo y nuestra Vida. No podemos pretender que nuestro organismo responda de la misma forma a los 50 que a los 21 años, ni evitar que nuestros hijos crezcan y abandonen el hogar. El principio del Ritmo en la Matriz, funciona como una Ley inexorable ya que es parte de su diseño y funcionamiento. La queja y oposición sólo nos acarrea sufrimiento y alimento para el ego. Hemos de aceptar desde la Presencia, que no podemos cambiar el curso del río de nuestra Vida. Sólo, como el “Siddharta” de Herman Hesse, podemos observar y escuchar ese río de la existencia, y aprender a navegar por él usando las herramientas adecuadas y respetando sus leyes, las leyes de la Matriz que estamos presentando en esta publicaciones. Por tanto, nuestra meta es aprender a navegar entre los ritmos y ciclos del tiempo, timoneando nuestro cuerpo y nuestra mente, para que nuestra alma llegue al puerto del Ser Real, trascendiendo así tiempo y espacio en la Matriz.




La Impermanencia

     Una de las ideas fundamentales del Budismo es la Impermanencia de todo. Es una de las llamadas características de la existencia, nada permanece, todo cambia de instante en instante. Y se nos enseña que esto afecta tanto al mundo exterior como a nuestro mundo interior. “La estabilidad, sea en los átomos, en las cordilleras montañosas, o aún en nosotros mismos es una ilusión. Ninguno de nosotros es física, emocional ni mentalmente la misma persona que éramos hace años, ni siquiera hace minutos o un sólo instante.”  Por ello los maestros budistas nos definen como “seres cambiantes en un mundo cambiante”. Esta visión viene a dilucidar nuestro estudio del Principio del Ritmo. Nos ayuda a entender que todo se mueve cíclicamente, favoreciendo la evolución de los seres. Y sobre todo nos enseña que no debemos apegarnos a nada ni a nadie. Esta es una de las lecciones que más cuesta comprender al Estudiante de la Vida, es algo en lo que encuentra especial dificultad, pues nuestro estado emocional y las creencias arraigadas en el ego, nos llevan a identificarnos y establecernos en el mundo de la ilusión, en nuestra propia y subjetiva proyección mental en la Matriz Existencial, en nuestro sueño de forma y tiempo. Por eso, porque no entendemos el flujo del Ritmo y la impermanencia en nuestras vidas, nos vemos arrastrados al dolor y el sufrimiento. 


Desde nuestro estado de sueño hipnótico nos apegamos a las personas, a las relaciones, a los objetos y bienes materiales, a las creencias, a los logros, a la reputación y los honores, a los afectos, a la gratificación de los sentidos… Y todo esto forma parte de nuestro mundo ilusorio, pues estas cosas han tenido principio y tendrán un fin. De ahí el sufrimiento que genera el “apego del ego” por las expectativas de futuro, por la falta de consciencia del hecho de que “nada permanece”. En la esfera de las relaciones sentimentales de pareja, esto es causa de especial sufrimiento en nuestras vidas. Nos cuesta entender que no podemos poseer ni controlar a las personas, por mucho afecto que sintamos por ellas. ¿Pueden seres en nuestro estado psicológico actual hacer estos votos: “Yo te quiero a ti, como esposa/o y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe.”?  En muchas ocasiones en una pareja, las circunstancias que dieron lugar a la unión de esos seres cambian en el tiempo, en una realidad matricial variable y alterable, de forma que en la actualidad tales circunstancias y condicionantes psicológicos y emocionales sean totalmente diferentes, que las promesas del ego, los compromisos eternos efectuados por seres dormidos en la identificación, de nada sirvan en el momento presente. Y si uno de ellos desea poner fin a la relación, surge la reacción y el sufrimiento emocional, los reproches y chantajes afectivos, muchas veces con los hijos como moneda de negociación, cuando en realidad si después de un tiempo de reflexión la decisión se mantiene, nada puede impedir la separación. Es el mecanismo de lo que llamamos “decepciones”, nos decepcionan personas y situaciones, cuando realmente quien nos ha decepcionado es el ego en su ignorancia de la impermanencia. 

     Lo mismo sucede con los apegos a los objetos de nuestros deseos, el dinero y los bienes materiales, el prestigio, la reputación social y tantas cosas más a las que damos importancia, pues constituyen nuestra ilusión de “felicidad”, hasta el momento en que el principio del Ritmo en la Matriz nos lleva al otro extremo del Péndulo. Entonces las circunstancias cambian, y los objetos mentales, las cosas materiales, nuestras expectativas de vida, todo a lo que nos “atamos y encadenamos” en nuestro trance egóico, desaparecen en la impermanencia de la Matriz para mostrarnos cuál es y dónde está nuestro auténtico “tesoro”.

“Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.” (Mateo 6, 21)

     Sin embargo, más allá del tiempo, más allá de las formas, hay algo que sí permanece. Lo Real en nosotros, el Yo Soy, el Ser inmutable que trasciende toda naturaleza cambiante. La Llama Esencial que aceptó entrar en este plano de temporalidad y formas, para aprender y conocer la Creación del Logos Primordial manifestado en el Multiverso. ÉL ES la fuente de toda consciencia, comprensión y consuelo cuando en la Matriz el péndulo oscile ante nosotros, rompiendo la falsa estabilidad del ego, liberándonos de la prisión de nuestros afectos y apegos por la Luz de la Presencia y el Amor Impersonal, que nada tiene que ver con nuestros afectos condicionados.

“Para que un preso tuviese posibilidades de poder fugarse, tendría que comenzar por darse cuenta de que está preso. Mientras no entienda esto, mientras no advierta y se dé cuenta de su condición de preso, y piense o crea que es libre, no tiene la menor posibilidad. Si consigue llegar a ser el amo de sí mismo, el amo de su vida, también llegará a ser el amo de su muerte.” (Gurdjieff)


Los 4 ciclos

     Todo es cíclico en tu existencia. Cada vez que respiras, resuenas con la respiración de Dios en el multiverso. Mientras en el Cosmos todo fluye, por lo que los hindúes llaman la Respiración de Brahma, ciclos de día y noche cósmica que abarcan millones y millones de años, desde la gran explosión del Big Bang hasta la gran implosión o replegamiento Cósmico del Big Crunch, así el ser humano experimenta el Principio del Ritmo en diferentes ciclos. El fundamental es aquel que mantiene la experiencia de tu vida orgánica, a través de la inhalación - exhalación del aire vital, unido al ritmo del latido cardiaco que impulsa el flujo de tu sangre nutriendo todo tu organismo. A éste se añaden los ciclos de muerte y nacimiento de millones de células que cada día regeneran tu cuerpo, ciclos de metabolismo y actividad mitocondrial en cada célula, de transformaciones químicas que mantienen tu vida física, sin que apenas seas consciente del funcionamiento de toda esta compleja maquinaria orgánica, salvo que las cosas vayan mal por algún trastorno o enfermedad. 

     Luego están los ciclos relacionados con las etapas de tu vida, con los diferentes momentos marcados por tu edad, eventos familiares, condicionamientos y relaciones sociales, etc. Pero de entre todos estos ciclos humanos, hay 4 en nuestra existencia que debemos destacar, pues rigen tu proceso de evolución psicológica y aprendizaje a través de la experiencia cíclica en la Matriz. Los 2 primeros son experimentados por todos los seres humanos. Los 2 últimos corresponden a la esfera de la Acción Consciente, de aquellos seres que anhelan llegar a ser auténticamente Libres, Humanos en el pleno sentido de la palabra. Cada ciclo constituye una asignatura o materia de trabajo para Estudiante de la Vida. Estos son:


1) El ciclo Vida - Muerte.




     Todos los seres vivos nacen, desarrollan su existencia y mueren. Es una ley inexorable de la Matriz Planetaria, y por ende de la Matriz Existencial humana. De pronto un día, te encuentras encarnado en un cuerpo que apenas puede moverse torpemente y depende de sus padres para subsistir. A partir de ahí la experiencia de la vida comienza para ti, tal y como describimos en la publicación “La Matriz es tu Escuela”. 

     ¿Existías antes de ese momento del nacimiento? ¿Tendrás algún tipo de forma de manifestación y experiencia cuando abandones este vehículo orgánico? En la filosofía Budista todos los seres están sometidos al proceso de la transmigración, a la Rueda del Samsara, el ciclo de muerte y renacimiento, vida tras vida. Es la Metempsicosis de los Misterios Órficos y Pitagóricos. Para la Tradición Iniciática, una vez el Ser Esencial decide expresarse en esta escuela planetaria, se somete a la Ley del Eterno Retorno. Cada vida es un curso de aprendizaje y una vez termina el curso, después de un periodo atemporal de reflexión y profunda revisión de las experiencias vividas, regresamos para continuar nuestro desarrollo en una nueva existencia, comenzando un nuevo curso. El objetivo de este proceso cíclico es llegar a liberarnos del ego, de forma que pueda  expresarse en este plano el Ser Real, creador en corazón y mente. 

“Necesitamos muchas vidas, revestirnos de múltiples cuerpos, nacer y morir y volver a nacer muchas veces para llegar al fin último de la perfección, que es el que los dioses nos reservan. Esta ley de vidas sucesivas da la adecuada explicación a todas las desiguales manifestaciones de nuestra existencia.” (Pitágoras)



Además en este ciclo del retorno, el Principio del Ritmo actúa en la Matriz trayéndonos una y otra vez, vida tras vida, y de forma recurrente, los mismos eventos, circunstancias y experiencias necesarias para nuestro desarrollo interno. En definitiva todas aquellas lecciones de la vida, de las que aún no hemos podido extraer su contenido de aprendizaje. Recurrencia cíclica con formas y apariencias distintas, pero con el mismo objetivo de superación más allá del ego, e integración de una cualidad o atributo esencial. Este proceso de recurrencia se acelera cuando conscientemente el Estudiante de la Vida así lo necesita, reconfigurándose la Matriz para ofrecernos las experiencias y condiciones propicias, pues hemos comprendido la importancia de trascender los afanes de nuestro vida en el trance consensual colectivo. Establecemos así nuestro centro de gravedad en el despertar de nuestra Consciencia, bajo la guía de Yo Soy la Presencia en nuestro Corazón, y los aliados de la Consciencia Solar de la Nueva Aurora de Juventud. 

     Para el Estudiante de la Vida, la muerte deja de ser ese tabú oscuro bajo el dominio del miedo, para convertirse en una compañera de viaje. Los maestros nos invitan constantemente a vivir cada día como si fuera el último, a tomar decisiones sobre nuestras relaciones, compromisos y circunstancias como si fuéramos a morir mañana. Esto nos lleva a un estado de consciencia en el aquí y ahora, pues el ego pierde una parte de su dominio y control sobre nuestra mente. Para él la muerte es su fin, ya que él si ha tenido principio y tendrá un fin. Gran parte del miedo que sentimos por la muerte, es el miedo del ego a perder la experiencia de los sentidos, la satisfacción sensorial de los deseos, la posesión de las personas y objetos materiales. Así mismo gran parte del sufrimiento por la muerte de un ser querido, es una reacción del ego por lo que ya no puede obtener de él. Algo que en ocasiones afecta incluso al desencarnado, que se siente atrapado por los lazos emocionales de los que quedan en este plano, que no le dejan avanzar en su proceso de tránsito hacia un nuevo ciclo de aprendizaje vital. 


     Cuantas veces te encuentras con una persona por primera vez, y sin embargo tienes la fuerte sensación de que ya la conocías de algún momento pasado, que no logras recordar. En ocasiones la experiencia es tan intensa, que surgen fuertes emociones e incluso impulsos de atracción sexual por ella, que sientes que no son normales en ti. Sólo la meditación y las experiencias de regresión confirmarán que esa persona fue tu pareja en una o varias vidas pasadas, que disfrutaste con ella de una vida plena emocional y sexual, pero sabes que no será así en la vida presente. Que tu Ser ha designado para ti otras metas, otras relaciones, otro sendero en la Matriz. Algunas parejas se encuentran vida tras vida, en un vínculo de Almas más allá del tiempo y el espacio, sin embargo no siempre es así. El mito de la media naranja y el alma gemela ha sido mal entendido, produciendo más daño que beneficio por nuestra visión ilusoria y expectativas afectivas de encontrar al príncipe azul o la princesa prometida. Todo ello por falta de comprensión del Principio de Impermanencia. 

     Muchos maestros, como Eckhart Tolle, sorprenden a sus discípulos invitándoles a visitar los cementerios, de forma que puedan constatar lo efímero de la experiencia material y la impermanencia en la Matriz. Cuando alguien vuelve a dormirse en proyectos de futuro, o en el sufrimiento del ego por los fracasos y frustraciones en sus expectativas, en la queja constante por lo que el Ahora nos trae, E. Tolle le recuerda ¿Te has olvidado de visitar el cementerio últimamente? 

     Cuántas cosas lamentamos no haber hecho cuando hemos perdido a un ser amado. Cuántas cosas no le dijimos, cuántas experiencias no compartimos, cuánto afecto no expresado. Por eso, reflexionar conscientemente en el ciclo Vida – Muerte, nos lleva a vivir cada día como el último, y dar lo mejor de nosotros en cada momento… Ahora. La meditación en el proceso de transmigración de las almas ilumina nuestra Mente y despierta la Paz Interior, por la comprensión del Infinito Amor del Creador por sus criaturas.




“El alma del hombre es como el agua. Viene del cielo, se eleva hacia el cielo y vuelve después a la tierra, en un eterno ciclo. Estoy seguro de que he estado aquí, tal como estoy ahora, mil veces antes, y espero regresar otras mil veces más.” (Goethe) 


2) El ciclo Salud - Enfermedad.

    El estado natural de nuestro Cuerpo-Mente es la Salud, manifestación de la Armonía y Equilibrio de nuestra energía y por ende de nuestras funciones orgánicas. Nuestro vehículo físico nos fue entregado para que a través de él, de sus sentidos, de sus centros neurales de coordinación, de todos sus sistemas y aparatos resonando en armonía vibratoria, podamos “disfrutar” de la experiencia de la vida en este plano, de sus misteriosos procesos bioquímicos y de expresión de la energía pura. Se nos ha proporcionado una perfecta herramienta de expresión y aprendizaje en la Matriz. Pero como parte natural de este proceso vital, el péndulo también ondula en la experiencia de la energía vital, temporal y finita en cada ser en el ciclo Salud - Enfermedad. Además, en nuestro estado evolutivo psicológico, las funciones intelectuales y emocionales, nuestros hábitos de vida e impulsos instintivos y sexuales se encuentran alterados y desequilibrados por la acción del ego. Nuestra máquina “cuerpo-mente” funciona fuera de balance y armonía, de ahí que los procesos de enfermedad y “crisis” se manifiesten en nosotros cíclicamente, entorpeciendo y alterando nuestro proceso natural de existencia. 

     Sin embargo, las crisis, siempre son el mejor momento para aprender, reflexionar y hacer cambios en nuestros hábitos y pautas de vida. Una oportunidad para retomar el sentido de nuestro paso por este plano, recuperar el propósito del Ser Real que somos, de vivir, aprender y amar. De ahí que el cuerpo, a través del proceso de la enfermedad, se convierte en nuestro maestro, mostrándonos qué proceso no funciona e invitándonos a buscar soluciones, tomar decisiones y afrontar cambios a través de la crisis de la energía. De ahí surgen propuestas como “La enfermedad como camino” de Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke, o disciplinas como la Biodescodificación y la Bio-Neuro-Emoción, cuyo objetivo es ayudarnos a descubrir los procesos psicológicos, principalmente emocionales, implicados en la crisis de enfermedad y las patologías asociadas a ella. 



     La causa de las afecciones orgánicas, en mayor o menor medida, siempre está en la esfera psicológica y energética. Incluso los procesos traumáticos accidentales tienen su razón de ser en el ciclo de aprendizaje, pues nada es azar en la Matriz. Tal y como hablaremos en una próxima publicación, la Matriz Celular contiene valiosa información sobre cómo restablecer el equilibrio bio-energético. Ese microcosmos celular no tiene otro propósito que establecer un puente de comunicación Consciente con nosotros, de forma que podamos crear una relación de armonía y conocimiento con todo el sistema orgánico, que constantemente nos habla, especialmente en la enfermedad. De ahí la importancia del “Juego del Silencio” que hemos propuesto, pues la intención de sanarnos unida a este juego consciente, sienta los primeros pasos en este encuentro interno con la Matriz Celular. Este es el sentido de que debamos reflexionar y estudiar este ciclo de Salud - Enfermedad.

“Los días de enfermedad estoy más cerca de Dios.” (Teresa de Jesús)


3) El ciclo Egoísmo - Amor.

    El estado egóico de nuestra mente, dominada por el sueño de la ilusión, nos impide centrarnos en la experiencia de Unidad con Todo lo Creado. El ego es una fuerza centrípeta, que aprisiona y aísla el Alma en el juego de la materia. Este proceso “larvario” de nuestra evolución psicológica, constituye un ciclo necesario para la expresión del Ser en este plano. El aislamiento del egoísmo, sólo puede romperse por la llama y el calor del Amor, que comienza con nuestros pequeños “quereres” y afectos condicionados del “te doy si…”, de la necesidad de correspondencia, y crece y transciende por la Consciencia hacia el Amor impersonal, fruto de la profunda comprensión de que “Todos somos Uno”. 

     Debemos establecer en nuestra vida hábitos conscientes de dar y compartir. Desprenderse de objetos a los que nos apegamos, dándolo a otra persona que pueda necesitarlo más que nosotros. Un ejemplo sencillo es donar esos libros que leímos hace tiempo, a bibliotecas públicas y centros culturales. El maestro de nuestra Fraternidad, Mago Jefa, nos invitaba a llevar siempre alguna pocas monedas encima y darlas, sin juicios ni valoraciones mentales, al primero que nos las pida. Dar nuestro tiempo a alguien que sepamos necesita ayuda, de forma espontánea, para labores sencillas y cotidianas…

     La meditación y compresión Consciente en este ciclo de Egoísmo - Amor, nos sitúa en un momento evolutivo de nuestro Despertar, abriendo ante nosotros los caminos Infinitos del Amor Consciente, del Dar y Darnos.

“Porque dando es como recibimos; perdonando es como somos perdonados; y muriendo en ti es como nacemos a la vida eterna.” (Francisco de Asís)


4) El ciclo Sueño - Despertar.




     Este es el Gran Ciclo, el Prodigioso Viaje del Alma desde el estado de perfección original y esencial, a través de los planos y dimensiones, hasta su regreso de nuevo al Hogar Primordial, con la experiencia del ciclo como Ser Consciente. Ese es el significado trascendente de la parábola del Hijo Pródigo.  En la Tradición, éste viaje está representado por la serpiente que se muerde la cola formando un círculo, el Ouroboros. En las anteriores publicaciones no hemos hecho otra cosa que reflexionar sobre esta travesía, que podemos resumir en la necesidad de nuestro Ser Esencial de expresarse en este plano de manifestación, de forma plena y consciente a través de nosotros. Despertar del sueño del ego y la prisión del trance hipnótico, a través de continuas encarnaciones, vida tras vida, hasta liberar nuestra mente, de forma que pueda reflejar los atributos y potencialidades Creadoras de Yo Soy la Luz, el Amor y la Vida. Esa es la meta de toda Alma, que una vez liberada por la iluminación del Despertar, regresa a su Hogar Primordial.

     Sin embargo, algunos seres que han despertado al Ser Real, reencarnan de nuevo en este plano, conscientes desde su nacimiento, para continuar enseñando y ayudando a los demás seres en el sendero de la autorrealización. Son conocidos en el Budismo con el nombre de “Bodhisattvas”. Todos ellos realizan el voto consciente de regresar una y otra vez a esta existencia, hasta liberar al último de los seres encarnados del sueño de la ilusión mental del ego. Muchas veces sus discípulos, después de que el maestro ha fallecido, le buscan en la nueva vida actual mediante ciertos procedimientos, hasta que le encuentran encarnado en un nuevo individuo, consciente de sus vidas pasadas y su misión en este plano. Es una gran prueba para esos discípulos, relacionarse a partir de ese momento con su maestro, pues ninguna expectativa deben tener sobre cómo desarrollará en la vida presente sus enseñanzas y métodos de aprendizaje. Sólo el estado de novedad permanente, les permite poder seguir aprovechando la presencia de ese ser despierto, sin la decepción de las expectativas místicas.


La necesidad del Alma de despertar, como la bella durmiente que en su sueño anhela que el Ser Intimo, el príncipe, le despierte con un beso, es la fuerza interna en la que debemos apoyarnos. Una necesidad que se traduce en la energía para recordarnos a nosotros mismos, permanecer presentes en el aquí y el ahora, aceptando el momento presente sin reacción mecánica ni resistencia inconsciente. 

     La clave del tránsito por este ciclo:  Si cultivas el anhelo y afán de Despertar, éste se irá estableciendo gradualmente en ti, como impulso y desarrollo de ese centro de gravedad que sustenta tu acción en pos de la Consciencia. Paso a paso, a través de la presencia, desarrollas en tu mente cierto grado de voluntad permanente y continuidad de propósito, perseverando en mantener tu atención en el Aquí y Ahora, el mayor tiempo posible. Muchas veces el Estudiante de la Vida se desanima, al constatar el poco tiempo que puede permanecer en ese estado consciente, lo que llamamos en la Fraternidad de los Apicultores “permanecer en vuelo” antes de volver a tierra. El mismo sentimiento surge cuando constatas el tiempo que transcurre entre una experiencia, y la siguiente ocasión en que te acuerdas de “levantar el vuelo” nuevamente. Sin embargo, no debes perder ni un segundo de tu tiempo y atención en ese tipo de pensamientos desalentadores y derrotistas, que surgen desde el ego con la intención de sumirte en su hipnosis cotidiana, poniendo freno a lo que para él son “tus locos e inútiles intentos sin sentido de liberarte de sus pautas y tiempos psicológicos”. No debes hacer caso, repetimos, a ese tipo de pensamientos, sino mantenerte en la acción constante. Cada vez que seas conscientes de que te has vuelto a dormir, establécete nuevamente en el Ahora, en el momento presente, sin necesidad de perderte en pensamientos ni consideraciones inútiles del ego sobre “cómo debería ser y desarrollarse tu propósito de despertar”. Y las calificamos “Inútiles” porque debes tener claro que, el ego nada sabe ni puede saber sobre los procesos de la Consciencia, pues escapan totalmente a su naturaleza mecánica y su limitada esfera de existencia. Él nada sabe del ciclo Sueño - Despertar. 

     A lo que sí debes prestar especial atención, es a las indicaciones y orientaciones que surgen desde tu interior, en los estados de Presencia y Silencio. Tales impresiones internas, así como la intuición ante determinados eventos de tu vida, que actúan como despertadores, o ciertos sueños lúcidos y experiencias oníricas, constituyen la auténtica guía y balance sobre el progreso y evolución del Estudiante de la Vida. Las demás opiniones del ego, propio y ajeno, son pura morralla y dispersión. De esta forma abrirás una puerta en tu vida a lo trascendente, donde el Entusiasmo, la Alegría vital y la Plenitud de la confianza en la Presencia Yo Soy, brotan y se expresan “desde dentro” transformando tu realidad, y desde ti al mundo.

     Aquí, como en el ciclo anterior, el movimiento del péndulo en el sentido del Despertar no sucede de forma mecánica, como en otros ciclos humanos. Es nuestra voluntad consciente, cada vez más firme y serena,  la que produce el gradual avance hacia el polo de la Iluminación y liberación de nuestra mente. La meditación y estudio del ciclo Sueño - Despertar, nos lleva al encuentro intimo con la Presencia, más allá de las palabras, enseñanzas e ideas… al encuentro con el vasto espacio tras las formas.

“Empieza haciendo lo necesario, continúa haciendo lo posible; y de repente estarás haciendo lo imposible.” (Francisco de Asís)



Los Hábitos

    Nuestra vida cotidiana transcurre en nuestros hábitos y pautas de comportamiento. Ellos son la expresión más clara y manifiesta en nuestra psiquis del Principio del Ritmo. Los hábitos corresponden a la función psicológica motriz, el centro de los “movimientos aprendidos”, como la forma y postura del cuerpo al caminar, sentarnos, comer, cepillarnos los dientes, vestirnos, conducir, gesticular, expresarnos, etc. En esta esfera motriz entran los hábitos, pues su formación y dinámica se establece en un proceso cíclico, primero de aprendizaje más o menos consciente y lento, para luego una vez creado convertirse en rutinas, muchas veces inamovibles, que funcionan en piloto automático e inconsciente. Los hábitos son los auténticos resortes de nuestras costumbres. 

“Toda nuestra vida, en cuanto a su forma definida, no es más que un conjunto de hábitos” (William James) 

     La psicología moderna nos enseña que el cerebro crea los hábitos en un esfuerzo por ahorrar energía y trabajo en su funcionamiento. Los estudios y análisis con diferentes instrumentos de medición neurológica, muestran el esfuerzo cerebral en la fase de aprendizaje del hábito. Toda la atención se centra en esa labor, como cuando aprendemos a conducir un vehículo. Una vez que el cerebro domina la técnica, el esfuerzo cerebral se estabiliza y transforma la secuencia de acciones en una rutina automática, conocida como proceso de “fragmentación”, en ese momento se ha creado el hábito. A partir de ahí, salvo situaciones que alarmen nuestra atención, el individuo es capaz de conducir un vehículo hablando con su acompañante, o pensando en sus problemas,  mientras cambia marchas, frena en semáforos, cambia de carril, durante kilómetros y kilómetros, llegando a su destino sin haber sido consciente de su conducción ni del recorrido transitado.

     Todo hábito por tanto, responde a un proceso cíclico. Comienza con una “señal” (es hora de comer), continua con una “rutina” (voy a la cafetería de la esquina), y termina con una “recompensa” (como mi sandwich favorito). Este proceso funciona para todos los hábitos, unos más complejos que otros, pero siempre de forma inconsciente, y a medida que se repite día tras día es cada vez más automático. Los fumadores y alcohólicos saben muy bien de lo que hablamos. A veces la señal es ver a una persona que enciende un pitillo, o un ligero estado de ansiedad en nuestro trabajo, casi siempre a la misma hora. Ahí se dispara la rutina de fumar o tomar una copa. El alcaloide nicotina en el cerebro o el alcohol en sangre son la recompensa.

     En la mecánica de nuestra vida cotidiana, si no tomamos consciencia de su funcionamiento, los hábitos marcarán nuestro destino, pues predisponen nuestra salud, nuestra actividad laboral, nuestras relaciones, nuestro ocio, etc. Además en ocasiones, este ahorro de energía cerebral al entrar en modo automático, podría poner en peligro nuestra vida si el cerebro no es capaz de reaccionar a tiempo ante lo inesperado, como en el caso de la conducción. De ahí que podamos hablar de hábitos beneficiosos o perjudiciales, los cuales podemos ignorar, o por el contrario conocer su mecanismo y transformarlos, e incluso aprender a crear nuevos hábitos saludables y creativos que cambien el “ritmo” de nuestras vidas. La mera observación y comprensión de su automatismo, la estructura señal-rutina-recompensa que hemos planteado, nos permite controlarlos y realizar modificaciones conscientes. Y el tema todavía es más complejo pues, debido a la interacción del centro motriz con el resto de centros psicológicos, podemos hablar de hábitos y automatismos en la esfera de los pensamientos, emociones y respuestas a impulsos instintivos biológicos.

     Por tanto, la auto-observación de qué señales despiertan las rutinas automáticas de un hábito particular, qué recompensa encuentra nuestra máquina cuerpo-mente en ese bucle automático, nos dará las claves y pautas para actuar conscientemente y operar ciertos cambios. Como por ejemplo en los estados de enfermedad, donde los hábitos saludables de cambio de dieta, ejercicio, aplicación de tratamientos de forma adecuada, modo de afrontar las situaciones conflictivas de la vida, etc. son la base de la recuperación. 

     En otras ocasiones, en el terreno académico o laboral, los cambios beneficiosos en los hábitos se refieren al re-aprendizaje o re-educación consciente de la rutina, la forma de desarrollar una actividad particular para perfeccionarla y sacar mejor provecho de ella, manteniendo la misma señal y recompensa. 

     Este proceso de automatismo psicológico es algo que conoce bien la psicología del marketing y la publicidad, que lo usa para lograr que consumamos un determinado producto en particular, por efecto del bucle mecánico que hemos expuesto. Un sencillo ejemplo fue la idea del frescor en los dentífricos. Al principio las empresas farmacéuticas no conseguían implantar en el público el hábito de la higiene dental. Hasta que al equipo de ventas de una de ellas se le ocurrió añadir al dentífrico el sabor de menta fresca, pues hasta entonces todos tenían sabor neutro o salino. A partir de ahí, todos los que lo probaban sentían la “recompensa” del sabor fresco al final del cepillado, que les daba la sensación de mayor limpieza e higiene dental, aunque en realidad no fuera así. La población echaba de menos esa sensación y sentía el deseo de cepillarse, lo que contribuyo a establecer dicho hábito en la población, conduciendo a esa empresa al éxito de ventas y ganancias, por lo que las demás acabaron imitándola añadiendo la agradable sensación de frescor a sus dentífricos.  

     En nuestro caso la revisión, comprensión y conocimiento de nuestros hábitos de vida, constituye una de las herramientas fundamentales del Estudiante de la Vida, pues le permite liberarse del automatismo impuesto, tanto desde fuera como desde el ego, creando nuevas rutinas favorables a su propósito de despertar. Revisar y estudiar nuestros hábitos y pautas de comida, higiene, ejercicio físico, descanso, posturas corporales, formas de ocio, etc, así como crear nuevos hábitos como los propuestos en nuestros Juegos Conscientes, es dar los primeros pasos firmes en este sentido.

     “Siembra una acción y cosecharás un hábito. Cultiva un hábito y obtendrás un carácter. Cultiva un carácter y cosecharás tu propio destino.” (Swami Sivananda)

     (Si deseas más información y profundizar sobre el tema los hábitos, su proceso neuro-psicológico y su aplicación en diferentes campos, te recomendamos el libro “El poder de los hábitos” de Charles Duhigg en la editorial Urano.)

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El Juego del Perdón

     Este es el séptimo Juego Consciente que proponemos. Es el último de los llamados en nuestra Fraternidad de los Apicultores: “Los 7 Juegos de la Presencia”. A través de ellos hemos avanzado por un sendero ascendente que nos ha conducido:

     Desde la Presencia a la Serenidad.
     Desde la Serenidad al Silencio.
     Desde el Silencio a la Aceptación.
     Desde la Aceptación a la Alegría.
     Desde la Alegría a la Amabilidad.
     Y desde la Amabilidad al Perdón.


     Recordemos que su objetivo como Juegos Conscientes, es cumplir uno de los propósitos esenciales de tu vida, alcanzar un estado interior que te proporciona la capacidad de ser Feliz, de Divertirte, de Gozar de la existencia. El uso terapéutico del tiempo para beneficio de cuerpo y mente. Responder a través del juego a la llamada interna de sentir como fluye en tu interior la energía del Entusiasmo y la Alegría Vital en aquello que haces.

     Y ¿cómo sé si estos juegos están teniendo efecto en mí? Pues muy sencillo, por ciertos estados que experimentas y cambios que se operan en ti. Pero recuerda, tales resultados no pueden ser valorados ni enjuiciados por el ego, ya que él nada entiende ni comprende sobre su dinámica ni propósito. Debes valorar y analizar desde el Silencio y la Presencia, pues es la única referencia que puede medir tu progreso interno. Y sobre todo no olvides que tiene que haber “diversión”. Aprende del niño que juega, de la espontaneidad de su acción, del estado de Novedad y Entusiasmo vital.


¿Qué es perdonar?

     "Dios ama a tres clases de hombres: aquel que no se enoja, aquel que no renuncia a su libertad, y aquel que no guarda rencor"  (Talmud)



Cuando alguien nos hace daño, surge de inmediato en nosotros la emoción del odio y la rabia, el deseo de venganza por el dolor ocasionado. La agresión física, psicológica o moral produce heridas profundas, que conectan con las esferas más sumergidas de nuestro inconsciente. Sin embargo, está más que demostrado que la primera víctima del odio, el rencor y el resentimiento que podamos sentir por alguien que nos hirió y causó sufrimiento, somos nosotros mismos. Al daño producido por la agresión física o psicológica, hay que sumar el ciclo de emociones y sentimientos negativos, que se repiten varias veces durante el día, y así durante semanas, meses, años… causando durante ese tiempo, todo tipo de alteraciones y lesiones orgánicas, neurológicas, cardiacas, así como una profunda y prolongada erosión y deterioro emocional y mental en nosotros mismos, víctima del agresor y de nuestro propio sufrimiento. La psicología criminalista nos refiere casos de psicópatas y asesinos adultos, que en su infancia fueron víctimas de brutales y reiteradas agresiones físicas y sexuales. 

     Es el juego inconsciente de la culpa y la culpabilidad. El proceso por el que el ego se apodera y roba nuestro “dolor” natural y humano, y lo transforma en “sufrimiento” psicológico. Nuestro dolor se llena de “la sombra” de la fuerza emocional descontrolada, especialmente del miedo, y surge en forma de sufrimiento desde el inconsciente, como sustento para las más bajas pasiones y alimento del ego. El dolor proviene de la misma experiencia vital humana, del vehículo planetario en que hemos encarnado y su viaje en la Matriz. Sin embargo el sufrimiento es la respuesta del ego en nuestra mente, anclándola en este plano temporal e impermanente. Por tanto, el perdón es una decisión consciente y voluntaria para poner fin al ciclo: 

     Daño - sufrimiento - odio y venganza - daño - sufrimiento …

     “Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano cuando peque contra mí? ¿Hasta siete? Y Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete.” (Mateo 18, 21-22)

     Cuando el daño es causado por un ser querido, a todas las emociones descritas se unen la decepción, el desengaño y la desesperación, porque no esperábamos la ofensa o el ultraje. Comprendemos que cuando amamos a alguien somos vulnerables y nos sentimos débiles ante el juego de las emociones y sentimientos. Por eso en la esfera de nuestras relaciones, es tan importante aprender a perdonar y ser perdonados, pues al constatar nuestro estado psicológico de sueño e hipnosis en el ego, somos conscientes de que no somos seres perfectos, que cometemos errores constantemente, y que de ellos por tanto, se desprende sufrimiento más o menos intenso para otros.

     Una de las principales metas del Estudiante de la Vida, es cultivar en su interior la cualidad de “la Tolerancia”, el respeto a las ideas, formas de pensar, costumbres, opiniones y decisiones de los demás. Tolerar es comprender y aceptar al otro tal cual es, sin condicionantes ni juicios. Por eso la tolerancia es el primer paso hacia el Amor y el auténtico Perdón. 

‎    ”Si lo comprendes todo, lo perdonas todo, y sólo existe el perdón cuando te das cuenta de que, en realidad, no tienes nada que perdonar.” (Anthony de Mello)


¿Cómo se juega?




    Antes que nada debemos reflexionar en el hecho de que el perdón es una fuerza curativa, liberadora, reconciliadora. Es un proceso que pertenece al hombre superior consciente, un proceso “sanador del Alma”. Cultivarlo en nuestras vidas es afianzar y dar solidez en nosotros al “Poder del Amor Consciente”, capaz de obrar todo tipo de milagros y prodigios, pues implica que la Luz de Yo Soy la Presencia, empieza a emanar y fluir desde nuestro interior a la Matriz Existencial.

     El primer escenario de acción pertenece a la comprensión de que, lo más importante del Juego del Perdón, no es saber perdonar, sino saber pedir Perdón. Una palabra que debe estar presente en nuestro vocabulario, en el mundo de nuestra relaciones familiares y sociales. Reconocer el error y el daño causado, es ser consciente de nuestro estado y sanar nuestra relación con el prójimo. Éste es tu juego consciente: pedir perdón y disculparte, cada vez que así lo sientas como impulso desde tu interior, sin otras consideraciones mentales o sociales, liberando al prójimo del resentimiento hacia ti, por la manifestación de tu arrepentimiento consciente, que empáticamente expresas con amor.

     “Si traes tu ofrenda al altar del templo, y allí recuerdas de que tu prójimo tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda a reconciliarte primero con tu hermano. Entonces ven y presenta tu ofrenda.” (Mateo 5, 23-24)

     El segundo escenario de este juego consciente es aprender a perdonar, y para ello lo primero que debes aprender es a “OLVIDAR”. Si perdonamos pero no olvidamos la ofensa o agravio, el resentimiento y el rencor dejarán sus semillas en nuestra mente, que regresarán a nosotros en cualquier momento, pues el ego crea una expectativa de miedo y suspicacias para el futuro. Si no “olvidamos conscientemente” el pasado, nunca nos veremos libres del poder del ego para traernos el recuerdo del resentimiento una y otra vez, en un ciclo interminable, que no nos permite avanzar libres y sanados emocionalmente. Por tanto hemos de hacer olvidar al ego, de forma que una vez tomes la decisión de “perdonar conscientemente”, establezcas el propósito de que, cada vez que surja en tu mente el recuerdo de la experiencia dolorosa, sencillamente lo retiras desde la presencia, sin dar tiempo a que se dispare toda la dinámica mecánica de: 

     Recuerdo - resentimiento - sufrimiento emocional - sufrimiento orgánico asociado - venganza … 

     Esto se aprende, y para ello debes aprender a combinar inteligentemente el sabroso y curativo cóctel: 

     Presencia - Respiración - Serenidad… y Olvido Consciente.

     Por todo ello te proponemos buscar en tu vida, una situación del pasado que aún sientas pendiente, que aún produce en ti el sufrimiento de la experiencia dolorosa. Visualiza desde el estado de Presencia en el Ahora la experiencia, los detalles y persona o personas implicadas, y sin dejarte atrapar por ese sufrimiento, realiza un acto consciente de perdón. Mira a los ojos de esa persona y dile mentalmente: “Te perdono”. Entonces respira tres veces profunda y lentamente, lo que hará que el dolor pierda fuerza e intensidad. Por dos veces más repite el proceso “Te perdono” … y Ahora haz el firme propósito de “olvidar”, eliminar el recuerdo de la ofensa que el ego ha grabado en tu psiquis. En experiencias muy dolorosas, esto deberá repetirse nuevamente varias sesiones, pero el efecto cada vez será mas “sanador” mental y espiritualmente. Si aún así, no logras liberarte del resentimiento y el rencor, pues tu daño te desborda, no dudes en acudir a un terapeuta profesional, que seguro te ayudará en el proceso del perdón, pues de lo contrario tu salud podría verse afectada por tu estado emocional alterado.

     El tercer escenario que te proponemos es: Ayudar a Perdonar. Hemos dicho que perdonar es un acto consciente y voluntario, pero en ocasiones nos encontramos con personas y seres queridos, que nos cuentan una y otra vez su rencor, su sufrimiento, su odio por el daño ocasionado por un tercero. En esos casos podemos actuar ayudando a perdonar. Como siempre, actuaremos transmitiendo Presencia y Serenidad, y con calma, al ritmo de la persona que queremos ayudar a liberarse de su resentimiento, transmitirle el daño que su sentimiento produce en ella, que la comprensión puede ayudarle a liberarse de esa carga emocional y sentirse mucho mejor. Es un auténtico milagro ver como con tiempo y paciencia, esa persona cambia su estado y transforma su sentimiento por nuestra acción consciente en y con ella. Nada debemos forzar. Basta con escuchar atentamente el sufrimiento que emana de esa persona al contarte la experiencia. Compartir con ella tus propias experiencias de perdón y reconciliación, lo bien que te sentías al liberarte de las semillas del odio. Ayudar a perdonar es ayudar a sanar el Alma, y sin darte cuenta te estarás convirtiendo en Médico de Almas

“… perdona Señor nuestras deudas, así como nosotros perdonamos (hacemos el propósito consciente de perdonar) a nuestros deudores…”

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     Hoy, 21 de diciembre, entramos en el Solsticio de Invierno. Es la Puerta de los Dioses, que tiene su apogeo el día 27 de diciembre, celebración iniciática de Juan el Evangelista del Águila. Esta fuerza del Solsticio es la expresión de la Navidad, el nacimiento del Cristo Interno en el Corazón del ser humano, el nacimiento de la expresión de sus atributos solares de Amor y Unidad consciente con todo lo creado. 

     Deseamos a todos nuestros lectores ¡Que la Luz, el Amor y el poder de Vida del Cristo Sol, fluyan y se expresen con Gozo y Plenitud en vuestras Mentes y Corazones, y desde esa fuente se extienda a vuestros familiares y seres queridos, así como a todos los Seres de la Matriz Planetaria!

     Así sea.

                                                   fraternidad.apicultores@gmail.com